El mundo de la formación vive una transformación radical, pasar de la tiza y la pizarra al vídeo, el audio y el PDF no es sólo un salto tecnológico; implica nuevas maneras de entender la docencia, el emprendimiento y nuestra relación con el conocimiento. En el episodio #34 de Learning Advisors, Lola Gamboa, pionera en la enseñanza de inglés jurídico y mentora de docentes digitales, desmenuza su trayectoria y nos comparte claves para convertir la docencia en un proyecto sostenible, especializado y profundamente humano.
De abogada a referente en inglés jurídico
Lola Gamboa no comenzó su carrera en el ámbito de la docencia, sino en el derecho. Tras ejercer como abogada, descubrió su verdadera vocación enseñando inglés jurídico, un nicho que, según reconoce, le ha permitido “diseñar una vida a su medida”. Tras años de formación presencial en instituciones como el Colegio de Abogados de Málaga, en 2016 dio el salto definitivo al mundo online, convencida por la experiencia personal en un curso digital que rompió sus prejuicios sobre la eficacia de este formato.
Según Lola, la digitalización no fue sólo una manera de adaptarse, sino una oportunidad para amplificar el alcance y la estabilidad de su negocio: “Paso a tener cursos online, a traspasar fronteras, a dar clases fuera de Málaga, fuera de España, y a tener mucho tiempo, porque todos mis cursos están pregrabados y así liberé muchísimo mi agenda”.
Especializarse para diferenciarse y crecer
Una de las claves para la sostenibilidad, según Lola, es la especialización. Si bien al principio aceptaba toda oportunidad formativa y colaboraba con diversas entidades, llegó un momento (inspirada por el libro Esencialismo) en el que decidió enfocar toda su energía en el inglés jurídico. “Cuando puse toda mi energía concentrada en algo que me hacía distinta, fue un antes y un después”, afirma.
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La especialización le permitió dejar atrás la inseguridad económica y la dispersión de energía. “Antes llegaba el verano y no cobraba; eso no me ha vuelto a pasar desde que vendo cursos pregrabados, porque los alumnos se apuntan en cualquier momento”, revela.
Escalabilidad y autonomía: De la clase “uno a uno” al curso pregrabado
Muchos docentes digitales siguen atados al modelo clásico de clases individuales, lo que implica inestabilidad y limitaciones de tiempo e ingresos. Lola, en cambio, defiende el paso a modelos escalables con cursos asíncronos, donde el esfuerzo principal se concentra en la creación y perfeccionamiento del contenido, y luego en la construcción de comunidad y visibilidad.
Uno de los mayores saltos fue confiar en que un contenido pregrabado (incluso simple, como una clase real convertida en vídeo) podía tener valor para el alumno. “Yo empecé vendiendo las grabaciones de mis clases presenciales en directo. Al principio dudaba, pero los alumnos decían que aprendían mucho y eso es lo importante: entregar valor y asegurar que, si el alumno hace el trabajo, llega al objetivo”.
Barreras, marketing y recursos
El miedo a la tecnología o al marketing digital es uno de los principales frenos para los docentes que quieren transitar hacia la formación online. Lola subraya que la tecnología nunca debe ser un obstáculo: existen opciones sencillas, desde cursos en PDF hasta plataformas tipo Udemy, y lo esencial es empezar poco a poco, disfrutando del proceso de aprendizaje y trasladando la experiencia docente al nuevo formato.
En su propia experiencia, la comunidad y el email marketing han sido determinantes: “La gente compra porque confía en mí. Incluso con una newsletter en PDF de 10 euros al mes, empecé viendo resultados rápidos gracias a una base de alumnos fieles, que valoran la propuesta y se comprometen porque han pagado por ella”.
Humanizar la marca personal y conectar con el alumno
En tiempos de Inteligencia Artificial, la marca personal cobra más relevancia que nunca. Lola sostiene que no se trata de inventar un personaje, sino de ser uno mismo y comunicar con autenticidad y cercanía. La conexión genuina, el haber recorrido el camino que el alumno quiere transitar y el compromiso con el resultado del estudiante, son los factores diferenciales.
“No es cuestión de grandes discursos ni de equipos enormes. Mi negocio es unipersonal, mi marca soy yo, y la transparencia, tanto en lo que enseño como en cómo lo enseño, es la clave para que los alumnos me elijan”, confiesa.
Lola Gamboa nos recuerda, con honestidad y entusiasmo, que el camino hacia la formación digital no requiere perfección. Requiere dar el primer paso, disfrutar el proceso y atreverse a diferenciarse explorando la creatividad docente. La autonomía, la escalabilidad y la conexión humana son posibles cuando nos atrevemos a pensar y actuar de formas distintas.
Como dice ella misma: “La acción trae motivación, y el juego, la creatividad y el disfrute son derechos al emprender. Hemos venido a jugar. Atrévete a dar el primer paso”.