La relación mente y cuerpo es integral para el buen funcionamiento de tus habilidades como formador o formadora. Por eso, te dejamos un artículo en el que explicamos todas las claves de la psicología de la salud para que puedas aplicarlas.

¿Qué es la psicología de la salud?

La psicología de la salud es una rama de la psicología que se centra en la relación entre mente y cuerpo, en cómo los factores psicológicos (como la depresión, la ansiedad y el estrés) afectan a la salud física y mental de las personas. El objetivo de esta disciplina es conocer todos estos factores para poder prevenirlos o tratarlos.

También trata sobre cómo se pueden aplicar los conocimientos y técnicas psicológicas para mejorar la salud y el bienestar. Promueve hábitos saludables, cuyo efecto (a largo plazo, y siempre combinado con terapia psicológica) puede prevenir o tratar los problemas de salud mental. Por tanto, esta rama de la psicología se ocupa de desarrollar intervenciones destinadas a mejorar la salud y el bienestar de las personas.

¿En qué ayuda la psicología de la salud a tu vida personal y profesional?

Pues a cuidar tanto tu salud física como tu salud mental, además de favorecer que tu desempeño en el aula resulte efectivo. 

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La psicología de la salud te puede ayudar a manejar el estrés y la ansiedad, lo que te hará sentir mayor estabilidad emocional y tener una mejor calidad de vida.

Favorecerá que desarrolles una actitud positiva hacia tu trabajo. Sentir satisfacción por tu trabajo y encontrarle sentido te ayudará a mantener tu compromiso y motivación para con tu alumnado. De esta manera, podrás lograr que su aprendizaje sea mejor.

También favorecerá que desarrolles habilidades de liderazgo efectivas, ya que te ayudará a comprender las necesidades emocionales y de comportamiento de tu alumnado.

¿Qué puedo hacer yo como formador/a para aplicar la psicología de la salud?

  • Realizar actividad física regular, ya que mejora la salud cardiovascular, reduce el riesgo de enfermedades crónicas, mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño, fortalece músculos y huesos y aumenta la energía y resistencia.
  • Llevar una dieta adecuada que equilibre el balance de proteínas, carbohidratos, grasas y fibra (este balance dependerá de tu edad, sexo, nivel de actividad física y otros factores, por lo que es mejor que consultes a nutricionistas). Los beneficios son que se reduce el riesgo de enfermedades crónicas, aumenta la energía y la concentración, fortalece el sistema inmunológico, mejora la salud digestiva y de la piel.
  • Tener un sueño de calidad. Para esto es recomendable que mantengas un horario regular para ir a dormir, crear un ambiente de sueño cómodo, evitar el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir, o limitar la exposición a la luz brillante. 
  • Evitar hábitos poco saludables como fumar o beber en exceso.
  • Practicar técnicas de relajación para reducir el nivel de activación y estrés, como la meditación o la respiración profunda. 
  • Mantener relaciones positivas con las personas de tu entorno: de la familia, del círculo de amistades, del trabajo, etc.
  • Buscar apoyo emocional en tu red familiar o de amistad. Si aún así te sigues sintiendo mal, no olvides que acudir a terapia puede ser una opción. Allí te ayudarán a encontrarte mejor.

Si como formador o formadora tienes un buen funcionamiento de mente y cuerpo, tu alumnado notará los beneficios. Así que no dejes de cuidarte para mejorar tus formaciones.

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